domingo, 9 de junio de 2013

Calle San Miguel.



Al llegar a Joarilla vemos el cementerio, y se entra por la calle San Miguel.
A llegar a Joarilla por el norte, se entra por esta calle así denominada porque enlaza con el camino, ahora carretera, que conduce a este pequeño pueblo, perteneciente también al Ayuntamiento, junto con Valdespino Vaca. Y es una de las entradas y salidas del pueblo más frecuentadas, pues por ella se va también a  Villeza y Vallecillo, en donde se enlaza con la carretera hacia León, o un poco más lejos, ya en Las Grañeras o en el Burgo Ranero, con la autovía que llega también hasta la capital.
Al final de la calle de san Miguel, a pocos metros del pueblo y muy cerca de la carretera se encuentra el cementerio municipal, visitado con frecuencia, sobre todo en días especiales, por vecinos y emigrantes que tienen algún familiar allí enterrado, o cuando se celebra algún funeral, al que suele acudir todo el pueblo.

Puerta de entrada al cementerio.
Interior del cementerio.
Antes de llegar al cementerio podemos ver todavía lo que queda del antiguo transformador, al que antiguamente iba, con frecuencia, el Sr. Higinio, electricista por las décadas de 1950 y 1960, cuando se fundían los plomos por motivos diversos, o cuando ocurría cualquier otra avería en el tendido eléctrico.

El antiguo transformador.
Hubo una época en que, no lejos del transformador había un pequeño huerto con pozo, el pozo de Eriberto. A él acudíamos muchos a por agua, porque era de calidad y porque el pozo de la plaza iba mermando su producción. Seguro que muchos vecinos de Joarilla todavía se acuerdan de Eriberto, y no sólo por el pozo, sino también por otras muchas cosas relacionadas con su vida y su proceder. Era una de las personas bondadosas, amables, y también graciosas, que había en Joarila. 
Las casas de la calle San Miguel eran, en su mayoría, de adobe o tapial y había también algunos solares.  Frente a la casa de Martín y su familia, que vivían en ella, había una amplia pradera que hacía de era, para trillar en el verano. Desde este lugar se llagaba fácilmente al Trébano,  pues estaba a no mucha distancia.
En la calle vivían, entre otros, el amigo Bonis (su nombre era Bonifacio) pero todos lo llamábamos así. Un luchador por la vida que, como tantos otros, tuvo que emigrar para poder vivir mejor. Y creo que lo consiguiese.
Vivían, además de Martín, al que ya he mencionado, Máximo y su familia; José, Marcelino  y familia, etc. Sobre José recuerdo que se le llamaba Ceinos, tal vez por el apellido, o porque procedía o era natural de la localidad así denominada. Era la calle de la señora Heladia, la panadera, sobre cuyo oficio y personas ya escribí en este blog. Y muchos otros cuyos nombre no recuerdo, aunque sí su imagen exterior y algunas de sus costumbres y  forma de vivir.
De esta calle partía la del Chopo, por entonces llena siempre de barro y agua, sobre todo  en tiempo de lluvias. A ella daban la parte de atrás de algunas calles como la del Puente.
Por la calle pasaba y paseaba mucha gente. Unos iban hacia el pueblo, San Miguel de Montañán, por algún motivo especial, otros para ir a coger el coche de León en Vallecillo, otros a trabajar en las viñas o tierras que hay a ambos lados del camino, ahora pequeña carretera, etc. Y se iba, de ordinario andando, pues la distancia es corta, poco más de un kilómetro, y el paisaje agradable. Así hicieron, casi siempre, el médico y el practicante del Ayuntamiento de Joarilla, cada uno a lo suyo y en su momento, aunque a veces coincidiesen en alguna casa atendiendo a algún enfermo. Ellos, D, Florencio y D, Emiliano, sí que lo hacían todos los días, si tenían algún aviso, pues la salud es lo más importante y no se debe descuidar. Además eran años aquellos en los que el vehículo más utilizado era la bicicleta, la de barra en medio. También había motocicletas, pero los coches existentes eran muy pocos. Los vecinos de San Miguel, como los de Valdespino y Joarilla, estaban atendidos sanitariamente, a juzgar por la satisfacción que sentían cuando llegaba el médico o el practicante. Eran otros tiempos, otra forma de vivir y también de actuar por parte de las personas de acuerdo con los medios y posibilidades existentes.

El practicante acaba de llegar a Joarilla desde San Miguel.




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