miércoles, 6 de junio de 2012

Valdecea


El pago de Valdecea en Joarilla de las Matas. Al fondo la casa y la finca privada, en lo alto del valle y rodeada de vegetación y arboleda.

Es un nombre  muy conocido en Joarilla. Y no sólo por referirse a las tierras y viñedos que hay en dicho término, sino también porque con Valdecea  nos referimos también a la finca, bastante extensa, y con casa, que siempre existió allí. Su propietario era Goyo el farmaceútico y ahora lo serán sus herederos. Situada en lo alto, desde ella se divisan  dos valles o arroyos, uno el denominado Ruipedro o del Valle, que viene desde Valdespino, antes ha pasado por Bercisanos y Gordaliza, y otro, el que viene desde Joarilla,  denominado del  Puente. Este también viene de lejos pues antes ha pasado por los pagos o pueblos de San Miguel de Montañán, Villeza, Vallecillo, Las Grañeras y el Burgo Ranero. (Carrera, Mª. Fátima- “Toponimia de los valles del Cea, Valderaduey y Sequilla”).
Allí mismo, muy cerca de  Valdecea, se juntan ambos valles y arroyos, para dirigirse formando ya uno sólo hacia el río Cea, en el término de Melgar de Abajo. No hay que olvidar que los prefijos valde- vall- vall- significan “valle” y son muchos los pueblos, pagos u otros lugares de la zona que los tienen. Además de Valdecea y Valdespino, tenemos cerca Valdelafuente, Valdelaguna, etc.
Hace ya muchos años cuando Joarilla estaba más aislada y no contaba con carreteras ni otros medios e infraestructuras los viajes se hacían en carro, caballo o a pie. Y se acudía a los pueblos que sí disponían de carretera: Vallecillo o  Gordaliza, para ir a León, y  Melgar de Abajo o Monasterio, si se iba a Valladolid. En estos últimos podíamos ver el río Cea al pasar por el puente de acceso al pueblo.
La verdad es que el río no estaba tan lejos de Joarilla, lo que estaba lejos y era pesado era el camino por el que había que ir. Y es que los valles y arroyos conducen a los ríos. Ahora todo ha cambiado y el arroyo El Puente se ha convertido en un pequeño río, al circular por él agua casi todo el año, el agua sobrante de los canales de riego construidos para el regadío. 
La casa de Valdecea vista desde más cerca, y en la ladera caseta con uno de los pozos que se utilizaban para regar la huerta.

Pero el pago de Valdecea y la finca en concreto tenían fama por las viñas, con variedad de uvas blancas y tintas, que producían buen vino. Y allí había también árboles frutales: cerezos, perales, manzanos y también muchos almendros. Con el tiempo, el paso de los años y la falta de atención y cuidado han ido desapareciendo. La finca estaba rodeada de setos, que en primavera dejaban ver sus flores amarillas. Y había cerca un pozo que proporcionaba agua a la casa y a los productos de la huerta que se cultivasen.
Al acercarse a Joarilla desde Melgar, cerca ya del pueblo, y a mano derecha, se divisa la  pequeña casa, pintada de blanco, de Valdecea. Su entorno o paisaje varía según la estación del año, todo verde y florido en primavera y parte del verano, y seco y sin vegetación en los meses de otoño e invierno.
Por el contrario, si miramos al frente, lo que destaca y veremos es la torre de Joarilla, de ladrillo, como otras, pero  una de las más altas de la comarca.
Desde el camino de Melgar, al fondo, destaca la torre de la iglesia, el mayor y mejor testigo de la antigüedad de Joarilla, y de gran valor artístico.

Valdecea, por su situación merece una visita, un paseo en una tarde del verano, para ver el paisaje desde la altura y contemplar al atardecer la puesta del sol. Porque desde allí se puede ver el pueblo de Valdespino, también las bodegas y el pueblo de Joarilla, el valle del Cea y Melgar de Abajo, los prados verdes y muchas tierras sembradas de cereales. Al fondo, hacia el oeste y algo más lejos la Caperuza, la eras de Joarilla y las viñas que hay en estos lugares. Y es que las Matas y el Paramo, lo mismo que la Tierra de Campos, también tienen mucho que ofrecer a los viajeros, amantes de la naturaleza.

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