jueves, 2 de agosto de 2012

Recuerdos del ayer: La llegada del Fresquero.


Varios días a la semana llegaba a Joarilla procedente de Sahagún el fresquero. Y lo hacía en bicicleta, con la caja del pescado en el portaequipajes de la misma. Se trataba de una caja de madera, con tablas y de abertura fácil. Dentro de ella el pescado de ese día entre abundante hielo, para su conservación y mejor venta: chicharros, sardinas y sable eran los más corrientes y los que más se vendían. A veces aparecía entre el hielo alguna merluza o congrio, que, en muchos casos, eran encargos concretos para alguna familia con más posibilidades económicas, que no gastronómicas. Las cajas no eran muy grandes, lo suficiente para su transporte en bicicleta desde la estación del norte en Sahagún hasta el pueblo al que ese día le tocase ir, pues no siempre iba al mismo. Había que atender a la clientela.
El pescado llegaba a Sahagún, muy de mañana, en un tren de mercancías procedente de Asturias o Galicia. Allí le esperaban los fresqueros que cogían sus cajas y se distribuían por toda la comarca. Pero no a todos los pueblos, ni todos los días, llegaba el fresco, así se decía del pescado. Por eso la venta no era difícil, ni tampoco cara, pues las especies que se vendía eran de las más baratas.
Al llegar a la plaza el fresquero tocaba la corneta y rápidamente se corría la voz entre los vecinos: “Ya ha llegado el fresco” se decía. O “el fresquero está en la calle del Puente, en casa de la señora Ramona” etc. Y es que también, al pasar por las calles, gritaba: “el fresco, tengo sardinas, chicharros,…” Incluso llamaba en algunas puertas, cuyos dueños eran clientes fijos.
Y todo esto al amanecer el día, para que el frescor mañanero contribuyese a que el hielo aguantase un poco más los calores que se avecinaban. De otra forma, si ya no había hielo, el producto tenía peor venta y las moscas y otros insectos podían merodear en su entorno. Pero lo normal era que vendiese la caja entera en cada pueblo, al que le tocaba ir. Así podía regresar a Sahagún con su bicicleta, libre de cargas y de pesos, y además con el dinero de la venta, con el que, además de poder vivir, seguiría comprando  la caja y vendiendo el pescado cada día. 



 Bicicleta como la que utilizaba el fresquero, con portaequipajes, para transportar la caja de pescado. (Fotos de la web: www.todocolección.net).



Portaequipajes de una vieja  biciclceta.
Las cajas con el pescado con hielo eran semejnates a estas.

Este era el oficio y forma de  vivir del Fresquero, o Pescadero, que algunos días de la semana con su bicicleta y la caja de pescado llegaba hasta Joarilla. Lo conocí también motorizado, con la antigua moto Guzzi, modelo Hispania, en la que podía transportar hasta dos o tres cajas de pescado y recorrer más pueblos. Sus  herederos lo hicieron después ya en una pequeña furgoneta, hasta que, finalmente, se establecieron, con pescadería, en Sahagún, desde donde podían atender, al mismo tiempo, a los pueblos de la comarca, aunque de otra manera, más cómoda, y más de acuerdo con el progreso y los avances tecnológicos: vehículos, cámara frigorífica, etc.
Y es que, antiguamente, los trabajos y dificultades en cualquiera de los oficios eran mucho mayores. Pero con el paso del tiempo y con una mejor educación y preparación, llegó el progreso y con él  también una mejor forma de vida para las personas.


1 comentario:

  1. Me parece excelente estos datos del 'fresquero', que en Matanza de los Oteros decíamos 'pescadero', aunque él no lo hibiera pescado. ¡Qué tiempos aquellos de comer congrio abierto! J. Arce García

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