Es una de las más largas y anchas del pueblo. Va desde las Eras hasta la Plaza Mayor. Como vemos en la fotografía, hace 50 o 60 años, su pavimento, como todas las demás de Joarilla y de casi todos los pueblos, era de tierra, que se convertía en barro cuando llovía en invierno o en cualquier otra época del año.
Se puede ver el tapial o el adobe utilizado en la construcción de las casas y demás edificios, en pie o en ruinas. Pocas eran las de ladrillo.
Los días de fiesta pasaban siempre por la calle las procesiones u otros desfiles con o sin charanga, para anunciar el acontecimiento. Esto hacía que muchas personas, que no asistían a los actos, asomasen a su puerta para verlo.
En esta ocasión se trata de uno de los días de la fiesta de Los Pastores, por la que es conocido el pueblo y que tanta fama le ha dado. Los músicos y danzantes ya han pasado y la gente, niños y mayores, aparecen de espaldas. Al fondo se ve un carro de par, precisamente a la puerta del carretero Paco, el marido de Julia, que era quien ejercía este oficio en el pueblo por aquellos años.
Un poco más abajo de lo que aparece en la imagen se encontraban la casa de Suintila y el rincón en donde está, ahora ya de otra forma, la casa de mis abuelos Sixto y Anastasia.
El rincón era lugar de reuniones, juegos y tertulias, allí se hacía con frecuencia un pequeño filandón. Se trataba de otros tiempos, otras gentes y otra forma de vida.
Se puede ver el tapial o el adobe utilizado en la construcción de las casas y demás edificios, en pie o en ruinas. Pocas eran las de ladrillo.
Los días de fiesta pasaban siempre por la calle las procesiones u otros desfiles con o sin charanga, para anunciar el acontecimiento. Esto hacía que muchas personas, que no asistían a los actos, asomasen a su puerta para verlo.
En esta ocasión se trata de uno de los días de la fiesta de Los Pastores, por la que es conocido el pueblo y que tanta fama le ha dado. Los músicos y danzantes ya han pasado y la gente, niños y mayores, aparecen de espaldas. Al fondo se ve un carro de par, precisamente a la puerta del carretero Paco, el marido de Julia, que era quien ejercía este oficio en el pueblo por aquellos años.
Un poco más abajo de lo que aparece en la imagen se encontraban la casa de Suintila y el rincón en donde está, ahora ya de otra forma, la casa de mis abuelos Sixto y Anastasia.
El rincón era lugar de reuniones, juegos y tertulias, allí se hacía con frecuencia un pequeño filandón. Se trataba de otros tiempos, otras gentes y otra forma de vida.