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Escuelas Nacionales de Joarilla. A los lados, la calle y el Callejón de la escuela. |
Con frecuencia hemos visto, en
algunos lugares, exposiciones sobre los más diversos momentos del pasado. Uno de
ellos es el referido a la antigua escuela. Y es que fue un lugar y una etapa en la vida
que dejó huella en casi todas las personas que lo vivieron, por la manera tan
distinta y particular de desarrollarse la enseñanza y toda la tarea educadora. Eran
otros tiempos.
Antes había en Joarilla escuela
de niños y escuela de niñas, y en el mismo edificio, aunque en aulas distintas
y separadas. Todavía estaba lejos el reconocimiento de la igualdad de derechos
y deberes entre hombres y mujeres. Y menos aún que las leyes educativas lo
fomentasen desde los primeros años en la escuela. El edificio se conserva
todavía, aunque con modificaciones en su construcción y distribución interior,
por los servicios que ha desempeñado estos últimos años, desde que no se
utilizó como escuelas. Hizo de consultorio médico y también de oficina para
asuntos relacionados con la agricultura.
Se encuentra en la calle de la
Escuela, da a la plaza que también lleva su nombre, lo mismo que el callejón al
que se accede por la parte sur del mismo, conocido como Callejón de la Escuela.
A la plaza y a este callejón se salía a la hora del recreo y para hacer
gimnasia.
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Calle de la Escuela. |
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La calle desde el lado contrario. |
Hablar de la escuela, allá por la
década de 1940 y en adelante, que me tocó vivir, es hablar y recordar un local con pavimento de tablas de
madera, techos también de madera con vigas, y paredes encaladas, en las cuales
había mapas de España, Europa y del Mundo. Hacia el centro del local-aula un
tubo que llegaba hasta una ventana y por donde salía el humo, de la estufa de
carbón, que era la calefacción existente.
Delante de los pupitres la mesa
del profesor con algunos libros y una esfera terrestre. Detrás y en la pared una
gran pizarra para escribir en ella con la tiza, el crucifijo en el centro y a
los lados las fotografías de Franco y José Antonio Primo de Rivera.
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Mesa del maestro en una antigua escuela. |
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Pupitres para los niños o niñas. |
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Mapa de ríos y arroyos más importantes. |
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Crucifijo y retrato de Franco. No faltaba en ninguna escuela. (Expos. en Santa Croya) |
No faltaba tampoco un pequeño
armario con libros adecuados y autorizados para los niños o niñas. Y en que se
guardaba todo aquello que se utilizaba: tizas blancas y de colores, botella de
tinta líquida para rellenar los tinteros que había en cada uno de los pupitres.
Y algunas cosas más.
Hablar de la escuela en aquellos
años nos hace recordar, los rezos a la entrada y salida, los cánticos un tanto
patrióticos o religiosos, la gimnasia a la que se daba cierta importancia, etc.
Y también la leche y el queso americano que se nos ofrecía a la hora del
recreo. Por cierto que leche en polvo que llegaba en grandes recipientes, y
queso de color amarillo que estaba enlatado.
Con frecuencia se cambiaba de
maestro. Yo hasta los 11 años conocí tres: D. Diego, D. Ernesto y D. Fidencio. Que
este último sabía hasta Latín, lo pude comprobar, pues, en clase particular, me puso en contacto con
esta hermosa lengua. Todavía conservo la
gramática de Goñi que me servía y me sirvió posteriormente de ayuda.
La escuela antigua nos hace
recordar también el salir de casa y regresar, cargados con el cabás, especie de
pequeño maletín confeccionado con los más diversos materiales: cartón, piel,
madera, etc., Y casi todos llevando dentro la enciclopedia de Álvarez u otra de
las que estaban de actualidad, la pizarra y los pizarrines, los cuadernos de
Rubio, las pinturas de colores y otros útiles necesarios y sencillos, como eran
entonces los materiales utilizados en la enseñanza.
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El mapa de las regiones y ciudades importantes de España. |
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Cabás de madera. |
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Cabás de chapa u hojalata. |
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Cabás de piel. |
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Dos pizarras. |
Y se aprendían muchas cosas,
algunas de memoria, lo cual no dejaba de ser una buena práctica, para su
cultivo. Y de casi todas las asignatura algo. De memoria sabíamos, todos o casi
todos los niños, entre otras cosas, los ríos, montañas, continentes, mares,
golfos, regiones de España y capitales de países; también listas de reyes y de
otros personajes ilustres. Y, por supuesto, gran parte del catecismo católico,
pues la religión impregnaba la vida diaria, particular y pública. El cura
visitaba con frecuencia a la escuela, para impartir catequesis y conseguir
vocaciones religiosas. Todos los niños memorizaban con facilidad, de tanto
repetirlo, los Mandamientos de la Ley de Dios, los Sacramentos, las virtudes
teologales, etc., y todas aquellas oraciones utilizadas en la misa o para los
diversos sacramentos.
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Cura y maestro en un dìa de escuela. |
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Un niño de Quiruelas en su escuela. (Exposición en el pueblo). Década de 1950. |
En la actualidad todo ha cambiado
y casi nada se puede comparar con la antigua escuela. El progreso y los avances
tecnológicos han hecho posible el cambio. También existe una mayor igualdad en deberes y derechos de todas las
personas. Ojalá que todo sea para bien y que nadie quede excluido de ello,
incluso los que viven en Joarilla o en tantos pueblos de igual o menor
población.
La imágenes que se publican aquí no
se corresponden con la escuela antigua de Joarilla, pero era muy parecida la
situación y la forma de llevar a cabo la enseñanza y la educación aquellos años, en casi todo los pueblos.