miércoles, 3 de abril de 2013

La Escuela Antigua.




Escuelas Nacionales de Joarilla. A los lados, la calle y el Callejón de la escuela.
Con frecuencia hemos visto, en algunos lugares, exposiciones sobre los más diversos momentos del pasado. Uno de ellos es el referido a la antigua escuela. Y es que fue un lugar y una etapa en la vida que dejó huella en casi todas las personas que lo vivieron, por la manera tan distinta y particular de desarrollarse la enseñanza y toda la tarea educadora. Eran otros tiempos.
Antes había en Joarilla escuela de niños y escuela de niñas, y en el mismo edificio, aunque en aulas distintas y separadas. Todavía estaba lejos el reconocimiento de la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres. Y menos aún que las leyes educativas lo fomentasen desde los primeros años en la escuela. El edificio se conserva todavía, aunque con modificaciones en su construcción y distribución interior, por los servicios que ha desempeñado estos últimos años, desde que no se utilizó como escuelas. Hizo de consultorio médico y también de oficina para asuntos relacionados con la agricultura.
Se encuentra en la calle de la Escuela, da a la plaza que también lleva su nombre, lo mismo que el callejón al que se accede por la parte sur del mismo, conocido como Callejón de la Escuela. A la plaza y a este callejón se salía a la hora del recreo y para hacer gimnasia.
Calle de la Escuela.
La calle desde el lado contrario.


Hablar de la escuela, allá por la década de 1940 y en adelante, que me tocó vivir, es hablar y  recordar un local con pavimento de tablas de madera, techos también de madera con vigas, y paredes encaladas, en las cuales había mapas de España, Europa y del Mundo. Hacia el centro del local-aula un tubo que llegaba hasta una ventana y por donde salía el humo, de la estufa de carbón, que era la calefacción existente.
Delante de los pupitres la mesa del profesor con algunos libros y una esfera terrestre. Detrás y en la pared una gran pizarra para escribir en ella con la tiza, el crucifijo en el centro y a los lados las fotografías de Franco y José Antonio Primo de Rivera. 

Mesa del maestro en una antigua escuela.

 
Pupitres para los niños o niñas.

Mapa de ríos y arroyos más importantes.
Crucifijo y retrato de Franco. No faltaba en ninguna escuela. (Expos. en Santa Croya)
No faltaba tampoco un pequeño armario con libros adecuados y autorizados para los niños o niñas. Y en que se guardaba todo aquello que se utilizaba: tizas blancas y de colores, botella de tinta líquida para rellenar los tinteros que había en cada uno de los pupitres. Y algunas cosas más.
Hablar de la escuela en aquellos años nos hace recordar, los rezos a la entrada y salida, los cánticos un tanto patrióticos o religiosos, la gimnasia a la que se daba cierta importancia, etc. Y también la leche y el queso americano que se nos ofrecía a la hora del recreo. Por cierto que leche en polvo que llegaba en grandes recipientes, y queso de color amarillo que estaba enlatado.
Con frecuencia se cambiaba de maestro. Yo hasta los 11 años conocí tres: D. Diego, D. Ernesto y D. Fidencio. Que este último sabía hasta Latín, lo pude comprobar, pues,  en clase particular, me puso en contacto con esta hermosa lengua. Todavía conservo la  gramática de Goñi que me servía y me sirvió posteriormente de ayuda.
La escuela antigua nos hace recordar también el salir de casa y regresar, cargados con el cabás, especie de pequeño maletín confeccionado con los más diversos materiales: cartón, piel, madera, etc., Y casi todos llevando dentro la enciclopedia de Álvarez u otra de las que estaban de actualidad, la pizarra y los pizarrines, los cuadernos de Rubio, las pinturas de colores y otros útiles necesarios y sencillos, como eran entonces los materiales utilizados en la enseñanza. 

El mapa de las regiones y ciudades importantes de España.
                     
Cabás de madera.
Cabás de chapa u hojalata.
Cabás de piel.
Dos pizarras.





















Y se aprendían muchas cosas, algunas de memoria, lo cual no dejaba de ser una buena práctica, para su cultivo. Y de casi todas las asignatura algo. De memoria sabíamos, todos o casi todos los niños, entre otras cosas, los ríos, montañas, continentes, mares, golfos, regiones de España y capitales de países; también listas de reyes y de otros personajes ilustres. Y, por supuesto, gran parte del catecismo católico, pues la religión impregnaba la vida diaria, particular y pública. El cura visitaba con frecuencia a la escuela, para impartir catequesis y conseguir vocaciones religiosas. Todos los niños memorizaban con facilidad, de tanto repetirlo, los Mandamientos de la Ley de Dios, los Sacramentos, las virtudes teologales, etc., y todas aquellas oraciones utilizadas en la misa o para los diversos sacramentos.


Cura y maestro en un dìa de escuela.
Un niño de Quiruelas en su escuela. (Exposición en el pueblo). Década de 1950.
En la actualidad todo ha cambiado y casi nada se puede comparar con la antigua escuela. El progreso y los avances tecnológicos han hecho posible el cambio. También existe una mayor  igualdad en deberes y derechos de todas las personas. Ojalá que todo sea para bien y que nadie quede excluido de ello, incluso los que viven en Joarilla o en tantos pueblos de igual o menor población.
La imágenes que se publican aquí no se corresponden con la escuela antigua de Joarilla, pero era muy parecida la situación y la forma de llevar a cabo la enseñanza y la educación aquellos años, en casi todo los pueblos.