sábado, 21 de febrero de 2015

La Casa de la Señora Rosalina


Maribel y Ana Belén. A la derecha la casa de Rosalina.

Esta fotografía con Maribel y Ana Belén, las hijas de mis primas Candelas y Nieves en primer plano, me ha servido para recordar a la señora Rosalina y familia. Y es que su casa es la que se ve al fondo, a la derecha, con puerta trasera y boquerón. Como éramos vecinos recuerdo con bastante detalle el lugar donde vivía y también a su familia.
La puerta grande, denominada trasera, se utilizaba para los carros, y demás útiles o maquinaria agrícola. Pero en ella había una puerta más pequeña para entrar y salir las personas. Por lo tanto era trasera y delantera. Sin ventanas al exterior, tan sólo el boquerón por el que se metía la paja o la hierba para los animales o para el servicio del hogar, ya que había que preparar la lumbre todos los días y se necesitaba paja y palos. Junto a la puerta vemos una parte de la pared de tapial y con el capacho algo ya deteriorado.
Por el aspecto que tiene la fachada no parece una vivienda. Y es que esta se encontraba en el interior, daba a un gran patio o corral que se veía nada más pasar por la puerta. Al fondo del patio una higuera con muchos años de existencia y que producía abundantes higos para la familia y para repartir entre los vecinos de la plaza, vecinos que en la misma acera eran Munima y el señor Marceliano por un lado y Antonio y Séfora con sus hijos por el otro. Nosotros también estábamos cerca, pues nuestra casa está junto a la de Antonio.
El señor Manuel era el marido de Rosalina y tenían dos hijos Cesar, Sarito para todos, y José María. Cesar se marchó pronto fuera por motivos de trabajo y José María vivió más tiempo en Joarilla con sus padres y, cuando el señor Manuel murió, con su madre Rosalina. Por cierto que cuando murió  recuerdo que estaba yo en el pueblo.
Con esta familia pasamos muchos momentos en la plaza y junto al caño que estaba frente a su casa. Allí estábamos sentados, viendo y oyendo caer el agua y a la gente cuando llenaba los botijos o cántaros para llevarlos a casa. Por cierto que el agua sobrante debidamente canalizada iba hasta el depósito que había en los lavaderos y el bebedero, y se aprovechaba para lavar la ropa y dar de beber a los animales.
La familia de Rosalina tenía algunas tierras y había que cultivarlas. De todas formas recuerdo que Jose María ejerció durante algún tiempo de mecánico, reparando sobre todo bicicletas. Después creo que también se fue de Joarilla, aunque su hermano lo debió de hacer primero.
En la fotografía se ven varias casas, una de ellas de tapial, con bocarón y con puertas traseras, aunque aquí también sean delanteras. Por ellas se entraba a la vivienda de esta familia formada por Rosalina, su marido Manuel y sus hijos Cesar y José María. La vecindad creó amistad y también gratos recuerdos, que he querido reflejar a través de estas breves líneas.





martes, 10 de febrero de 2015

La Gabardina.


Esta imagen me ha llamado mucho la atención. Y no por el lugar, pueblo o ciudad en que se encuentran los que aparecen en ella, ni por la perfección en su realización u otros motivos, sino precisamente por la gabardina, esa antigua prenda de vestir, ancha, larga y con mangas que llevan todos ellos puesta, excepto uno que la lleva quitada y en su mano, como queriendo lucir más el traje.
La gabardina recibe también el nombre de sobretodo, pues se colocaba sobre otras prendas de vestir, incluso el traje, que visten todos, como vemos en la imagen. Se la consideró casi siempre prenda de abrigo, aunque por los materiales de su confección era más bien de entretiempo y de protección para los días de lluvia. Antiguamente algunas llegaban casi hasta los pies. Tienen varios botones y solapas muy visibles. En la actualidad se confeccionan más cortas y con materiales distintos para poder usarlas incluso los días más fríos del invierno.
En la imagen vemos a los cinco con la gabardina, aunque uno la lleve en la mano y no puesta. Da la impresión de que se trata de un día festivo, o que ellos celebran fiesta. El traje que llevan todos lo denota. También los zapatos, todo ellos brillantes como si fuesen de charol, y la corbata, que uno, el que está colocado precisamente en el centro, suplanta por un bonito pañuelo. Ni que se hubiesen colocado así, intencionadamente, para hacerse la fotografía. Y que alguno hubiese dicho: Tú en el centro…Tal vez fuese el protagonista, el de mayor edad o por otro motivo.
Que son parientes o amigos no se pone en duda, la mano sobre el hombre del compañero lo atestigua. Y, aunque parezca que están serios, no es así, pues se atisba en algunos una leve sonrisa. Tres tienen una de sus manos en el bolsillo, casi de la misma manera, y uno de ellos está fumando. Su corte de pelo y peinado de forma parecida da la impresión de haber corrido a cargo del mismo peluquero.
Esta es una de las muchas fotografías que me ha enviado Mª Sol de Castro y que por falta de espacio no se incluyeron en el libro Joarilla de las Matas. Imágenes de un siglo. Pertenece  a la familia Santos. Bonita foto para el recuerdo, como muchas otras de las que se publicaron.

viernes, 6 de febrero de 2015

Juegos y diversiones 2.-La Calle.



La calle es el lugar en el  que se encuentra el domicilio de cada familia, que en Joarilla, como en los demás pueblos, solía ser antiguamene, más que ahora, una casa, pequeña o grande, en general de tapial o adobe, unifamiliar y con un corral más o menos amplio, según la necesidad de cada uno y el trabajo que ejercía. En el corral estaban las cuadras o establos y todas las demás dependencias necesarias, unas para lo relacionado con el sustento de la familia: gallinero, conejera, cochinera, etc.,  y otras con el trabajo que cada uno realizaba, la mayor parte agrícola y ganadero.
Por la calle se paseaba o se pasaba en algunos momentos del día para visitar a vecinos o familiares por motivos diversos, o para ir a otros lugares, a otras calles, plazas o casas del pueblo. También por ella pasaban los animales, carros y los demás vehículos, sin motor o con motor de los pocos que, por aquellos años de 1950, había en el pueblo.
Pero también en la calle se estaba, o se iba a la calle sencillamente para estar en ella. Esto era más frecuente los domingos y festivos, como días de descanso. Era normal que a las puertas de las casas hubiese siempre alguna persona, acompañada o no de otras, que, de pié o sentadas, pasaban allí algunos momentos, de charla, o tomando el aire y el sol, si no eran excesivos. Se veía también a muchas asomando a la puerta de su casa, recorriendo, aunque solo fuese con su mirada, la calle, hacia arriba y hacia abajo.
Luis, familia y vecinos, a la puerta de su casa.
Carmina y vecinas sentadas, cosiendo y hablando.
Alipio e Isidro a la puerta del bar de Pepe.
   

Carmina y Chucha sentadas a la puerta de casa. 
Había lugares más utilizados para estar en la calle como la plaza mayor, y las plazas de la escuela, la iglesia o la ermita. Cerca de esta última se encontraba el Mentirón, pared a la solana, en donde confluyen las calles de Las Cruces y El Cristo. Aquí, sentados o de pié, siempre se veía, y aún se ve gente, hablando de todo o de nada.  
Imagne de El Mentirón, sin gente. El tablón como banco.
De las plazas lógicamente era la Mayor la más frecuentada y en la que los que estaban se situaban de pie en las esquinas de algunas de las calles o casas que dan a ella. En las esquinas de las casas del Sr. David o de la Sra. Hilaria casi siempre se reunía gente. Lo mismo pasaba con el soportal de la botica, soportal que siempre existió, y que hace no muchos años desapareció. Y, por supuesto que también en torno al caño que por aquellos años contaba con los poyos de cemento y agua abundante, además de las acacias que proporcionaban buena sombra.

Varias personas en el soportal de la antigua farmacia.

Jóvenes paseando por la calle.  Año 1978.
En una calle, sentados sobre una viga, cinco jóvenes comen un melón.
También hay que decir que grupos en la calle se veían también delante de la puerta de algunas casas en las que vivían personas, más o menos conocidas o queridas, como vemos en algunas imágenes antiguas. A veces familia y vecinos se juntaban y se contaban cosas diversas.

De charla y en familia en la calle mayor. 1976.
Otro grupo en la calle cerca del bar de Pepe.

Tomando el sol agrupados en el rincón de la abuela Anastasia.
Familia y perro a la sombra en un día de verano.
Jovenes en la calle, sobre un arado con ruedas.
Respecto a los niños pequeños hay que decir que es distinto, pues estos no estaban en la calle con la misma finalidad que los mayores. Ellos salían casi siempre a jugar. O al menos eso era lo que deseaban sus padres cuando, de modo airado algunas veces, les decían u ordenaban salir a la calle. Y lo hacían con gusto y agrado, pues en la calle solían pasárselo bien, sobre todo en el buen tiempo, cuando no había barro ni agua, aunque sí tierra que les servía para cargar los carretillos, camiones y otros recipientes que, como juguetes les habían regalado. También jugaban a pillar, al escondite, a las canicas y a otros juegos.
Grupo de niños en la calle, uno con bicicleta. Año 1978.
Procesión pasando por la Plaza Mayor con tierra.
Calle mayor, también de tierra y sin aceras.
Lo cierto es que la calle, estar en la calle, salir a la calle o andar por la calle constituía una distracción más en el vivir diario de Joarilla, como de los demás pueblos. Pero esto ocurría más en el pasado, cuando se contaba con menos medios para el entretenimiento. No lo podemos comparar con la actualidad. Ahora los medios audiovisuales e informáticos ayudan a pasar el tiempo de otra forma. Los juegos también son distintos y hay más medios de locomoción. Y hasta las calles y plazas están asfaltadas y limpias y los niños no pueden jugar con la tierra de la calle delante de sus casas o en la plaza del pueblo. De todo ello nos queda solamente el recuerdo y algunas imágenes como testimonio.