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Ayer día 18 de agosto de 2011 casi todos los medios informativos, provinciales y nacionales, se hicieron eco, o informaron ampliamente, sobre el inicio de una excavación para exhumar los restos de 22 personas asesinadas durante la Guerra Civil, concretamente en el mes de septiembre de 1937.
Parece ser que se trata de un grupo de vecinos procedentes de los pueblos mineros de Sahelices de Sabero, Olleros de Sabero y del mismo Sabero. Y el hecho de llegar hasta el campo de Joarilla, según dicen los medios citados, fue debido a que alguno de los agentes era de por allí y conocía bien aquellos lugares.
La intervención se lleva a efecto a petición de los familiares de dichas personas, que lo han solicitado a través de la Asociación para la Recuperación Memoria Histórica. No disponían de datos precisos sobre cuál pudo ser y en dónde tuvo lugar el trágico final de su vida. La excavación y exhumación de los restos les podrá aclarar la situación.
Para realizar este trabajo de excavación, limpieza y exhumación de los restos, la Asociación cuenta con 18 personas entre arqueólogos y antropólogos forenses y sociales, algunos incluso de otros países como Costa Rica, Inglaterra, USA, Francia y Guatemala, bajo la dirección de René Pacheco.
Desconozco el lugar concreto en el que se realiza la excavación. Me imagino que será a tres o cuatro kilómetros del pueblo, en el antiguo Cordel de las Merinas, y cerca del Monte de Ladis, como yo mismo publiqué en este blog el día 13 de enero de 2011 al escribir sobre dicho Cordel, y su relación con la Memoria Histórica (lo que me habían contado algunos de mi familia). Días antes había escrito también sobre el Cordel o Cañada, su función antiguamente, cómo se encontraba antes y lo poco que iba quedando del mismo, después de haber hecho la concentración parcelaria e introducir poco a poco el regadío en las tierras de su entorno.
Joarilla de las Matas, este pequeño pueblo al sur de León, muy conocido por su fiesta de Los Pastores y la danza de las Cachas, también por su torre mudéjar, ermita del Humilladero, extensos campos de cereales y bastantes viñedos, hoy lo es un poco más por contribuir a que, a través de una excavación en tierras de su término, varias familias de otros pueblos de la provincia puedan ver y disponer de los restos humanos de sus seres queridos para darles una sepultura digna y justa, dónde y cómo ellos quieran.
Ojalá que todo les salga bien, tras el largo proceso que esto supone. Y es que, a pesar de todo, nunca es tarde para la realización de tareas de este tipo.