Hace unos días supe que
el nombre del maestro que vemos con sus
alumnos en esta fotografía del año 1900 se llamaba D. Onofre. Me lo contó Mari
Sol de Castro, que todavía sigue recibiendo fotos antiguas del pueblo y de sus
vecinos desde que publicamos “Memoria Gráfica de un Siglo”. Y es que además me
dijo que había visto a algunos de sus familiares, y que estaban interesados en
comprar el libro. Me parece muy bien y
ojalá disfruten con las imágenes que en él aparecen y les sirva para recordar a
otros familiares y amigos del pueblo.
Esta es una de las
imágenes más antiguas y llamativas publicadas. Y, aunque con sólo verla sería
suficiente, no me resigno a comentarla, pues nos muestra aspectos muy concretos
de la vida escolar a comienzos del siglo XX. Ni que decir tiene que maestro y
niños están preparados para colocarse ante la cámara, de fuelle o de cajón, por
la época. Todos expectantes, serios, bien colocados y respetando la posición.
Además su mirada está en la misma dirección. Forman como un triángulo cuyo
vértice superior es el maestro, D. Onofre, que destaca entre todos por su
bigote y también por su forma de vestir: chaleco y chaqueta. Los niños en
cambio casi todos con blusón de tela
lisa o de color.
Su rostro nos llama la
atención por la uniformidad en boca, ojos y mirada. Y su cabeza con el mismo o
parecido corte de pelo, como que se lo hubiesen cortado todos el día anterior,
para la fotografía. No deja de ser este un momento especial y más en aquellos
años con menos medios y progreso en todos
los aspectos.
La fotografía, aunque
algo deteriorada con el paso del tiempo, no deja de ser un buen testimonio del
pasado y de la forma de vestir, y también de vivir hace más de cien años.
Estoy seguro de que
serán muchas las personas de Joarilla y de otros lugares que verán esta imagen,
se detendrán un momento a contemplarla y hasta pensarán o comentarán algunos
aspectos de la misma. Y es que casi siempre “una imagen vale más que mil
palabras”.