A la izquierda de la ermita cogeremos la carretera que nos llevará hasta Melgar de Abajo.
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En las Eras, lugar dedicado, antes, solamente para trillar, se han construido casas, naves para recoger los aperos, y granjas de ovejas y de vacas.
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Melgar de Abajo, uno de los pueblos al otro lado del río Cea y donde comienza ya la Tierra de Campos, se encuentra muy cerca de Joarilla. Aunque pertenece a la provincia de Valladolid es muy visitado, junto con Melgar de Arriba, que está un poco más hacia el este, pero en la mima meseta, al lado del río.
Y es que desde hace ya varios años desde Joarilla a Melgar hay una pequeña carretera, estrecha, y a veces maltrecha, que invita a circular por ella hacia Mayorga, Valderas y Valladolid.
Los Melgares son pueblos con mucha historia y conservan iglesias antiguas de ladrillo y algunos otros edificios de importancia. Al estar en lugar elevado se divisan a lo lejos desde muchos kilómetros a la redonda.
Para ir desde Joarilla a Melgar de Abajo cogemos la carretera que parte de la Plazuela de la Ermita del Humilladero. Dejamos, a la derecha, las Eras, hoy con algunos edificios construidos en ellas, destinados a guardar maquinaria o a granjas de oveja o de vacas. y, a la izquierda, tierras sembradas, o en barbecho, con algún palomar, el valle o prado de abajo, roturado en parte. Al fondo, en una elevación, se divisa Valdecea, con la casa y los árboles que la rodean. La palabra Valde no otra cosa indica que el valle, que se encuentra al lado y que llega hasta el mismo río Cea.
Antes de llegar a Melgar podemos ver una plantación de viñedo, amplia y moderna, “Melgarejo”, que se convertirá, no tardando, en una referencia más de calidad para el vino rosado de la zona, vino que, en Joarilla, siempre se denominó el “clarete”. Incluso fuera de la provincia se conocía como el “clarete leonés”.
Poco después pasaremos por el pequeño puente sobre el “Arroyo de la Vega”, arroyo, ahora siempre con agua, pero que, antiguamente, solamente se la veía correr cuando se desencadenaba alguna tormenta con abundantes lluvias.
Antes de llegar al pueblo de Melgar atravesaremos la “zamorana”, cañada así conocida y denominada por todos, y, después, el río, rico en agua y con riberas cargadas de abundante vegetación. Y es que desde que los canales y acequias para los regadíos se han puesto en marcha, el rico y apreciado tesoro, como es el agua, está más al alcance y al servicio de todos.
Al subir al pueblo y echar la vista atrás podemos contemplar a lo lejos Joarilla: su torre que destaca sobre los demás edificios, los campos sembrados o en barbecho, viñedos y valles, algunos árboles en medio las tierras de pan y vino dar o llevar, los caminos que desde distintos pagos conducen hasta el pueblo, y también la carretera por la que hemos llegado desde Joarilla a Melgar de Abajo.
Y es que desde hace ya varios años desde Joarilla a Melgar hay una pequeña carretera, estrecha, y a veces maltrecha, que invita a circular por ella hacia Mayorga, Valderas y Valladolid.
Los Melgares son pueblos con mucha historia y conservan iglesias antiguas de ladrillo y algunos otros edificios de importancia. Al estar en lugar elevado se divisan a lo lejos desde muchos kilómetros a la redonda.
Para ir desde Joarilla a Melgar de Abajo cogemos la carretera que parte de la Plazuela de la Ermita del Humilladero. Dejamos, a la derecha, las Eras, hoy con algunos edificios construidos en ellas, destinados a guardar maquinaria o a granjas de oveja o de vacas. y, a la izquierda, tierras sembradas, o en barbecho, con algún palomar, el valle o prado de abajo, roturado en parte. Al fondo, en una elevación, se divisa Valdecea, con la casa y los árboles que la rodean. La palabra Valde no otra cosa indica que el valle, que se encuentra al lado y que llega hasta el mismo río Cea.
Antes de llegar a Melgar podemos ver una plantación de viñedo, amplia y moderna, “Melgarejo”, que se convertirá, no tardando, en una referencia más de calidad para el vino rosado de la zona, vino que, en Joarilla, siempre se denominó el “clarete”. Incluso fuera de la provincia se conocía como el “clarete leonés”.
Poco después pasaremos por el pequeño puente sobre el “Arroyo de la Vega”, arroyo, ahora siempre con agua, pero que, antiguamente, solamente se la veía correr cuando se desencadenaba alguna tormenta con abundantes lluvias.
Antes de llegar al pueblo de Melgar atravesaremos la “zamorana”, cañada así conocida y denominada por todos, y, después, el río, rico en agua y con riberas cargadas de abundante vegetación. Y es que desde que los canales y acequias para los regadíos se han puesto en marcha, el rico y apreciado tesoro, como es el agua, está más al alcance y al servicio de todos.
Al subir al pueblo y echar la vista atrás podemos contemplar a lo lejos Joarilla: su torre que destaca sobre los demás edificios, los campos sembrados o en barbecho, viñedos y valles, algunos árboles en medio las tierras de pan y vino dar o llevar, los caminos que desde distintos pagos conducen hasta el pueblo, y también la carretera por la que hemos llegado desde Joarilla a Melgar de Abajo.
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