La imagen es de hace ya muchos
años, cuando todavía el pavimento era de tierra y las casas apenas habían
sufrido cambios. Se ven los bancos de hormigón y cemento que había en el centro
de la misma, que servían para sentarse a la sombra de las acacias. No lejos se
encontraba el Caño, con los tres chorros de buena y fresca agua. Todos los que
pasaban cerca del Caño probaban el agua.
Las casas, en su mayoría de adobe
o tapial, revestidas de capacho. Se ve la del Sr. David, que hace esquina, y al
fondo pintada de blanco la de mis tíos Anselma y Anastasio, cuando tenían el
café y bar en la planta superior y el salón de baile en la parte baja. Después,
con los años, todo cambió. Cerca está la casa de la Sra. Benilde, la de
Quirino, y otras.
Pero lo más llamativo de la
imagen son las personas que aparecen en ella. Jóvenes en su mayoría que son los
que están jugando, tal vez a la Chana, y algunos niños y mayores como
espectadores. Su forma de vestir y de estar en el lugar nos recuerda el pasado,
e incluso una forma distinta de vida y diversión. Seguramente que era un
domingo o día festivo, después de la misa de la mañana, o del rosario de la
tarde. Y es que la Plaza siempre fue lugar de reunión, descanso, tertulia, y
también juego. Por la Plaza Mayor pasaba diariamente mucha gente, pues son
varias las calles que parten o llegan a ella. Además a ella llegaban muchos
vendedores y establecían el comercio por un día, por ella pasaban todas las
procesiones los días festivos, en ella se celebraban bailes y otras
diversiones, etc.
Algunos se reconocerán en la
imagen, o distinguirán a sus vecinos o amigos, bien por su aspecto exterior, o
por su forma de vestir. Otros recordarán, tal vez, a algún ser querido ya
fallecido. Y es que en todo y para todos son muchos los cambios que ha habido
con el paso de los años, cambios en la Plaza, su urbanización, edificios,
adornos, iluminación, etc., y cambios en las personas, costumbres y forma de
divertirse, e incluso de vivir.
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