En el centro de la Plaza Mayor estaba la fuente que todos llamábamos El Caño. Era como un lugar de encuentro o reunión: Vete al Caño a por agua, Te espero en el Caño, Voy a echar un trago de agua al Caño, etc., se oía con frecuencia. Lo cierto es que eran tres tubos o chorros por los que salía el agua de la fuente. Pero nadie la llamó fuente de los tres caños. Sobre el tubo artesiano habían construido una estructura de cemento en donde caía el agua y en el centro una especie de monolito, que se aprecia algo en la fotografía.
Los chorros de agua no eran uniformes y en ocasiones un caño funcionaba mejor que los otros y la gente procuraba llenar en éste sus calderos, cántaros, botijos y demás recipientes, pues se hacía con más rapidez.
Por la mañana, desde muy pronto, personas de todo el pueblo llegaban al caño para abastecerse del agua necesaria para cocinar y demás tareas domésticas. Y es que el agua era muy buena, y además la fuente estaba en el centro del pueblo. Había otras dos, no pozos artesianos, el Chopo y Valdelafuente, que también prestaban un gran servicio sobre todo a los que vivían en la zona en la que se encontraban.
Alrededor del Caño, algo separados del mismo, se construyeron unos poyos de cemento, en los que la gente se sentaba mientras se llenaban de agua los cacharros. Y allí se hablaba de todo y de todos. Se estaba a gusto en el lugar, pues se disfrutaba de la sombra de las acacias y del olor de sus flores a partir de la primavera. Acacias que, si no eran centenarias, les faltaría poco para serlo. ¡Qué pena de su desaparición¡.
Los cambios y la modernización de calles y plazas han acabado, en Joarilla como en los demás pueblos, con árboles, caños o fuentes, y tradiciones o costumbres que fueron muy del agrado de las personas mayores y que ahora solamente pueden recordar.
Gran parte de las personas que pasaban por la Plaza se detenían en el lugar para descansar un rato, sentados en los poyos, y de paso echar un trago de agua. Siempre fue un lugar de reunión, para mayores y también para los niños, a los que gustaba jugar con el agua. En ocasiones se fotografiaban juntos, como nos muestra esta fotografía del año 1947. A través de las imágenes podemos conocer el pasado de las personas y la forma de vida y costumbres.
Los chorros de agua no eran uniformes y en ocasiones un caño funcionaba mejor que los otros y la gente procuraba llenar en éste sus calderos, cántaros, botijos y demás recipientes, pues se hacía con más rapidez.
Por la mañana, desde muy pronto, personas de todo el pueblo llegaban al caño para abastecerse del agua necesaria para cocinar y demás tareas domésticas. Y es que el agua era muy buena, y además la fuente estaba en el centro del pueblo. Había otras dos, no pozos artesianos, el Chopo y Valdelafuente, que también prestaban un gran servicio sobre todo a los que vivían en la zona en la que se encontraban.
Alrededor del Caño, algo separados del mismo, se construyeron unos poyos de cemento, en los que la gente se sentaba mientras se llenaban de agua los cacharros. Y allí se hablaba de todo y de todos. Se estaba a gusto en el lugar, pues se disfrutaba de la sombra de las acacias y del olor de sus flores a partir de la primavera. Acacias que, si no eran centenarias, les faltaría poco para serlo. ¡Qué pena de su desaparición¡.
Los cambios y la modernización de calles y plazas han acabado, en Joarilla como en los demás pueblos, con árboles, caños o fuentes, y tradiciones o costumbres que fueron muy del agrado de las personas mayores y que ahora solamente pueden recordar.
Gran parte de las personas que pasaban por la Plaza se detenían en el lugar para descansar un rato, sentados en los poyos, y de paso echar un trago de agua. Siempre fue un lugar de reunión, para mayores y también para los niños, a los que gustaba jugar con el agua. En ocasiones se fotografiaban juntos, como nos muestra esta fotografía del año 1947. A través de las imágenes podemos conocer el pasado de las personas y la forma de vida y costumbres.
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